domingo, 18 de abril de 2010

EN BUSCA DE LA FELICIDAD

El hombre, ser multidimensional, ha trazado, a través de la historia, todo un legado de cultura y conocimientos que le han permitido vivir en sociedad. Uno de los mayores inventos del hombre ha sido los idiomas, gracias a ellos, la comunicación ha adquirido una dimensión casi ilimitada, pues, es por medio de éstos, que el ser humano tiene un contacto más cercano con sus congéneres y puede transmitir su pensamiento, sus sentimientos, sus deseos, etc. Y por ende crear sociedad.

Por naturaleza, desde que inicia su carrera apresurada como espermatozoide, el hombre vive en una constante lucha de superación. Esta lucha contra el resto de los demás humanos le permite alcanzar metas cuando sabe tomar ventaja de las circunstancias. Puede decirse que la mayor lucha la emprende el hombre en busca de la anhelada FELICIDAD.

El camino a la misma no es fácil, pero, tampoco difícil de alcanzar. Para esto es necesario mantener una actitud positiva frente a cada uno de los retos que impone la vida cada día.

Aprovechar todo el talento con el que se cuenta, pues, cada ser humano nace con aptitudes que si no son canalizadas debidamente, pueden atrofiarse, esto con la armonización junto a la naturaleza, haciendo buen uso de las diversas leyes, tales como la de atracción y la de iniciativa, conducen al camino dl bienestar y de la felicidad.

Dios a través de la biblia dice: “Pedid y os dará”, esto indica que la máxima fuente de energía positiva, que es Dios, da los parámetros para que todo aquello que guarde el orden armónico del universo se haga realidad.

Aunque, si bien es cierto que para estar en contacto con Dios es necesario crecer espiritualmente, y actuar acorde a los preceptos dados por él, se hace necesario tener una madurez sicológica para saber a ciencia cierta lo que se desea, y se pueda cumplir.

Otro punto trascendente para alcanzar una vida llena de felicidad, es mantener una buena comunicación con los demás, especialmente una relación basada en el respeto y la sinceridad. Ser humilde y comprender que todos tenemos los mismos derechos para alcanzar la felicidad. Si se desea felicidad y bienestar a los demás, ese deseo se revertirá en la persona que lo comunica, siempre y cuando sea sincero.

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