domingo, 18 de abril de 2010

PROGRESO HUMANO VS NATURALEZA

El hombre, ser cuya capacidad para razonar lo hace distintivo del resto de la escala animal, cada día muestra más su irracionalidad, conduciéndolo al único camino posible: la autodestrucción. Estamos en los inicios del siglo XXI y parece que todo lo visto y escrito por clarividentes, profetas, vaticinadores, se va cumpliendo inexorablemente. Todo porque el hombre en su afán de dominio, de poder arrollador, sintiéndose amo y señor de todo cuanto existe, ignora la existencia de algo superior a él, que es imposible de dominar, pero muy fácil para convivir y compartir: LA NATURALEZA.

Por muy avanzados que sean los conocimientos y la tecnología, el hombre no ha podido doblegar a la madre naturaleza. Por ejemplo: el hombre no puede determinar aún con exactitud , cuando un zunami se producirá, al igual que un terremoto o la erupción de un volcán, y mucho menos evitarlo.

Como ente vivo la naturaleza se transforma, pero a diferencia del progreso humano, lo hace lentamente, en miles de millones de años. Cada cambio que se produce en la naturaleza permite que todo lo que sea afectado por el mismo asimile el cambio lentamente, permitiendo la adaptación. Por el contrario, los cambios hechos por el hombre son vertiginosos, afectando muchas veces la naturaleza, que no tiene la propiedad de reaccionar rápidamente, causándole graves daño. Por ejemplo, el hombre inventó el automóvil y en menos de 60 años ha depositado en la atmósfera grandes cantidades de contaminantes, no permitiéndole a la naturaleza la adaptación a esta situación.

El hombre aún no ha comprendido que la relación con la naturaleza es simbiótica, y no de dominio como lo pretende. La naturaleza no puede adaptarse al hombre, porque ella ésta mucho antes que el hombre, y tiene sus propios códigos y sistemas, es el hombre quien debe adaptarse a la naturaleza.

Muchas civilizaciones, en el pasado, comprendieron la importancia de la naturaleza y llevaron una relación armónica con la misma. La llamaron la madre tierra y la adoraron.

La encrucijada de la humanidad está en continuar con un progreso desmedido, para satisfacer mucho más allá de sus necesidades primarias, o restringirse en muchos campos para permitir que la naturaleza se restituya de todo el daño que ha recibido hasta ahora. Lo más probable es que el grito de advertencia que están dando los movimientos ecologistas se ahogue, o no sea escuchado, pues primará el progreso.

Este progreso está íntimamente ligado al dinero, al que el hombre ha convertido en un Dios, pues idolatra y es capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo y amasarlo.

Cuando el hombre no tenga alimentos para comprar, agua para beber, medicina para paliar sus enfermedades, entonces se dará cuenta que el dinero no puede comerse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario